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LAS AVENTURAS DE MIMI EN LA UNIVERSIDAD, EN EL TRABAJO, CON EL AMOR Y VIVIENDO EN UNA AUTOCARAVANA

Había una vez una chica que se llamaba Mimi. Ella era una chica bajita, pelo moreno, ojos azules, tímida, responsable, organizada y a la que no le gustaba nada salir por las noches. Vivía en Australia, pero el día anterior de empezar los estudios había llegado con avión a Nueva York, así que fue a la residencia de la universidad de Nueva York a hospedarse en la habitación en la cual le tocó compartir con otra compañera. 

Al llegar a la residencia, como era su primera vez, no sabía dónde ir, así que estuvo preguntando a compañeros que empezaban o ya llevaban años estudiando allí. Al final, después de tanto dar vueltas para poder encontrar el pasillo y la puerta de la habitación adecuada preguntando, la encontró y al abrir la puerta se asustó, ya que se encontró en la cama de la compañera a un chico llamado George al que le encantaba escribir. George era todo lo contrario que ella, era un chico alto, pelo rubio, ojos marrones, llevaba piercings, impulsivo, irresponsable. No le gustaba nada estudiar, pero estaba estudiando la carrera de Periodismo, y lo que sí que le gustaba mucho era escribir e irse de marcha. Mimi le preguntó:

—Hola, ¿quién eres? ¿Eres el compañero de habitación?

George se quedó callado mirando cómo guardaba toda la ropa y accesorios de las maletas. Iba pasando el día y el chico seguía en la cama de la compañera, pero de ella no había ni rastro en la habitación. Por la noche, Mimi ya lo había guardado todo y ya se había organizado todo lo que necesitaba para empezar su primer día en la universidad el día siguiente. De paso, había repasado el temario que darían y a continuación hizo una videollamada con su madre para decirle que ya había llegado y que ya se había instalado en la habitación compartida pero que aún no había conocido a su compañera. Finalmente, George decidió irse a su habitación.

Al día siguiente, en su primer día, cuando Mimi ya estaba a punto de irse a las clases, llegó su compañera de habitación llamada Fatty. Ella era una chica hippy, llevaba piercings, era alta, pelo castaño y con ojos negros y tampoco le gustaba mucho estudiar. Ella estudiaba Arte. Así que Mimi la saludó diciéndole:

—Hola, soy Mimi, tu compañera de habitación. Entiendo que tú eres mi compi de habitación, ¿verdad?

Fatty le respondió:

—Sí, me llamo Fatty, encantada de conocerte.

A continuación, Mimi se fue a sus clases. Al llegar al aula y sentarse a la primera fila se encontró que a su lado estaba George, el chico que estuvo el día anterior en la cama de su compañera Fatty y a lo cual Mimi se extrañó muchísimo. Aunque el chico hacía lo posible para distraerla, Mimi pasaba de él.

En esa clase, el profesor como ejercicio les hizo coger un cuaderno y cada día escribir un rato sobre ideas y pensamientos que se les venían a la cabeza en ese momento.

De hecho, esta idea le gustó muchísimo a la Mimi, ya que a partir de ahí decidió escribir una historia.

Al salir de clase, Mimi conoció a varios chicos y chicas que le propusieron ir a tomar algo, pero ella, al ser una persona tan organizada y responsable, no quiso ir, así que se fue directamente a la habitación, donde decidió hacer deberes, estudiar y empezar a buscarse la vida por todos estos años que tendría que estudiar en la universidad para así poder pagarse la matrícula, la residencia y la comida. Así que decidió ponerse en marcha buscando por internet primero los horarios de los buses que llevaban desde la universidad hasta la ciudad para poderse comprar ropa nueva, ya que la que tenía era muy antigua y tenía que dar buena imagen.

Mientras estaba buscando por internet los horarios, George entró sin avisar a ver si estaba Fatty en la habitación, así que Mimi al verlo le dijo:

—¿No sabes que tienes que llamar a la puerta antes de entrar? ¿Qué educación te han enseñado en tu casa? ¿Acaso no te lo han enseñado que tienes que ser educado y antes de entrar llamar a la puerta?

George, que suele estar callado, le respondió:

—Qué pasa, yo siempre entro en la habitación de Fatty así porque ya me conoce.

Y Mimi le preguntó:

—¿Y te deja hacerlo así? Pues a partir de ahora, por favor, cuando vengas, llama a la puerta porque no se sabe nunca qué puede pasar.

Así que George le respondió:

—De acuerdo, como tú digas...

A continuación, llegó la compañera de habitación, George le dijo que como cada jueves hacían una fiesta en la casa de la fraternidad y le preguntó a Fatty que si iría a la fiesta; ella contestó que sí.

Cuando George ya se había ido, Fatty le preguntó a su compañera:

—¿Te gustaría venir con nosotros a la fiesta? Te lo pasarías bien y hay muchísimos estudiantes.

A continuación, Mimi le respondió:

—No, gracias, no soy ni de salir por las noches ni de beber ni de fumar. Yo soy más de quedarme aquí haciendo deberes, estudiando, leyendo, escribiendo y viendo películas. Y aparte, no conozco a nadie y no tengo la ropa adecuada para ponerme.

Finalmente, Mimi cedió después que su compañera le insistiera tanto. La pobre Mimi estuvo toda la tarde probándose la ropa que tenía por si alguna era la adecuada para ir a la fiesta, pero cuando su compañera Fatty le vio los vestidos que tenía decidió dejarle ropa suya y hasta le maquilló.

Por la tarde-noche les vino a buscar George en coche para ir a la fiesta, que se encontraba en la casa de la fraternidad, donde tanto George como otros compañeros vivían.

Al llegar a la fiesta, Mimi vio muchísimos estudiantes, la gran mayoría ya iban bebidos y no se encontraba en su zona de confort, más bien estaba muy insegura, ya que era su primera vez que iba a una fiesta. Mimi siguió a Fatty hasta unos sillones donde había estudiantes de distintas edades hablando y bebiendo, que era su grupillo de amigos. Les presentó a Mimi; entre ellos también se encontraba George. La pobre chica se encontraba fuera de lugar, no decía nada y cuando le dijeron que si quería beber algo les dijo que no hasta que el grupo de amigos decidió jugar al juego de verdad o mentira bebiendo alcohol.

Claro, ella al principio no quería, pero finalmente después que le insistieran decidió jugar con ellos y ver qué pasaba. A la hora que le tocaba beber le pasaba a otro hasta que en una de las veces le pasaron la botella y decidió beber de ella. Al principio le sentaba mal porque no estaba acostumbrada a beber, pero después ya se animó más, más y más, tanto que le tuvieron que decir que parara de beber porque casi se la había terminado de beber toda ella sola y ya estaba borracha.

A continuación, la chica se fue arriba en busca de una habitación libre (más bien la de invitados), ya que le había subido la borrachera y no se encontraba bien y como la casa de la fraternidad era muy grande y no la conocía pues empezó a abrir todas las puertas. Una de las que abrió resultó ser la habitación de George, pero ella no lo sabía, así que entró en la habitación, se estiró en la cama un rato y de repente vio una librería llena de libros y, mirando los libros que tenía el chico, le llamó la atención uno llamado La reinvención de The New York Times: Cómo la “dama gris” del periodismo se está adaptando con (éxito) a la era de los móviles de Ismael Nafría, que ella muchísimos años atrás había empezado a leer pero que no había terminado, así que lo cogió y empezó a leer algunas páginas cuando de repente se abrió la puerta sin ella darse cuenta y resultó ser George. George, cuando la vio allí, enfadado, le dijo:

—¿Qué haces aquí? ¿Acaso alguien te ha dado permiso para poder entrar en mi habitación? No sé si sabes que todo el mundo tiene prohibido entrar en mi habitación, así que ya puedes ir largándote de aquí si no quieres que estando tú muy borracha me aproveche de ti tal y como hago con muchas chicas.

Mimi le respondió arrastrándole las palabras:

—No sabía que en tu habitación no podía entrar nadie, ni siquiera tienes un cartel donde lo pone, así que como estaba muy cansada decidí entrar a descansar para que me bajase la borrachera y más tarde poderme ir a la residencia, ya que cada día hablo por Skype con mi madre y se preocupará porque no habré hablado con ella. Aparte, no me está gustando nada de nada vuestra fiesta, no sé cómo os lo podéis pasar bien siempre estando borrachos.

George le contestó:

—Ja, ja, pareces una chiquilla con sus tontadas y a estas edades ya no estamos para hablar con la mamitis cada día.

Mimi le dijo:

—Para ti será una chorrada, pero a mí me va bien hablar con ella, así nos ponemos al día.

Él le dijo vacilón y cabreado:

—Ya, claro, todo lo que tú digas, pero ahora vete de mi habitación.

Mimi le respondió llorando:

—Para de insultarme, por favor, no te he dicho nada malo, solo quiero salir de esta maldita fiesta y

poder volver a la residencia, de donde nunca tendría que haber salido.

George le respondió:

—No te pongas así, Mimita. Vete al aseo a lavarte la cara y luego apáñatelas buscando otra habitación que esté libre.

La chica le respondió:

—No me digas Mimita, que parezco pequeñita y no lo soy, aparte de que no me gusta que me llamen así. A mí me gusta que me llamen tal y como me llamo, Mimi.

Finalmente, la chica terminó yéndose al aseo, donde estuvo llorando sola. Quería irse de la casa de la fraternidad, pero primero decidió pasarse por abajo, a la cocina, a beberse un vaso de agua, donde se encontró con Fanny y ella le preguntó:

—¿Dónde te habías metido? Te estaba buscando, ya que desde que habíamos llegado de repente te has ido arriba, ya no te he visto el pelo y no sabía cómo estabas...

Mimi le respondió:

—Estoy mejor, pero quiero irme sí o sí a la residencia, no quiero estar más rato en esta casa.

A lo que Fanny le contestó:

—Pues para ir a la residencia te tendría que llevar alguien y por ahora nadie está disponible.

Y Mimi le dijo:

—Pues voy en busca de un bus que me lleve hasta allí.

Y su compañera de habitación le respondió:

—A estas horas de la madrugada no pasa ningún bus, así que hasta mañana no podrás volver a la residencia y lo más adecuado es que te quedes a dormir en alguna habitación de la casa de la fraternidad hasta que mañana por la mañana nos lleven hasta allí.

Mimi le respondió:

—¿En serio que hasta mañana me tengo que quedar aquí? Pues nada, voy en busca de una habitación, creo que ahora me encuentro mejor.

A continuación, Mimi subió las escaleras para ir al piso de arriba en busca de una habitación libre. Encontró que estaban todas ocupadas menos la del fondo, en la cual había dos camas y como estaba oscuro y no se veía pues de repente se encontró con un borracho que se quería aprovechar de ella, ya que ella era su primera vez que se emborrachaba y no entendía cómo iba este tema, en la que ella empezó a chillar y George se presentó en la habitación donde por los pelos pudo parar al borracho que se estuvo a punto de aprovechar de ella. Entonces, George se llevó a su habitación a Mimi, donde la dejó dormir y no se aprovechó de ella cuando hubiera podido hacerlo.

Al día siguiente, George llevó a la residencia a Mimi y a su compañera Fatty. A pesar de que a Mimi en un principio le parecía un mal chico, poco a poco se ha ido enamorando del chico, de tal forma que cada vez que estaba con él se quedaba embobada, incluso en las clases, pero él era una persona a la que le gustaba más ir de flor en flor y aunque Fatty le iba diciendo a Mimi que vigilase con George, ella pasaba de vigilar.

Iban pasando los días, meses, así que Mimi tenía que espabilarse a buscarse la vida. Aprovechó para ir a un concesionario de coches a verlos, ya que le había gustado alguno y así podérselo comprar con el dinero que tenía del trabajo que había cogido de escritora en una empresa muy buena. Finalmente, se compró un coche blanco, pequeño, en el que tan solo cabían dos personas, pero para ella sola ya bastaba y así ya no le hacia falta que la llevasen o coger el bus para ir de la universidad al trabajo o viceversa en el caso de que empezara a trabajar, pero en ese momento aún no trabajaba.

George cada día pasaba por la habitación de Mimi y como nunca se encontraba Fatty, pues cada vez más tuvieron más conversación entre ellos y se gustaban más.

Un día, Mimi salió de la residencia con su coche para irse a la ciudad de Nueva York, donde decidió irse a una cafetería a tomarse algo y poder escribir tranquila su historia porque en su habitación era imposible concentrarse. Al salir de la cafetería, como no sabía si estaba bien la obra ni si le gustaría a la gente, decidió ir a dar una vuelta por Nueva York, así aprovechaba la ocasión para ya conocer la ciudad, pues se paró a hacer copias de su historia que se le ocurrió escribir a partir de las ideas e pensamientos que su profesor les hacía escribir en un cuaderno en una copistería para así hacer un dos por uno y dejarlas por la calle como por ejemplo en los bancos para sentarse de los parques, en las cafeterías a las que iba a tomar alguna bebida y escribir... para que la gente las encontrase y se las leyera y luego le diesen su opinión al respecto mediante el correo electrónico que puso en la historia.

Fue entonces cuando George decidió también escribir otra historia sobre ello, pero sin que Mimi lo supiera. De hecho, George, como trabajaba en una empresa de escritor, decidió meter a Mimi también en la misma donde se encontraba él para que pudiese trabajar y ganarse un dinero para así poder pagarse la matrícula de la universidad sin ella saberlo.

Cada vez se veían más George y Mimi, y George se dio cuenta de que no quería ir más de flor en flor y decidió alquilar un piso en el centro de Nueva York para vivir él y Mimi, pero ella no sabía nada aún.

Al llegar Mimi a la universidad, se fue a la habitación a hacer deberes, estudiar y organizarse para el día siguiente como un día cualquiera cuando de repente se le presentó George diciéndole si le gustaría salir a comer, ya que por la tarde Mimi no tenía clase para así pasar tiempo juntos y poder hablar con ella a solas. Así que Mimi se vistió para la ocasión, ya que habían quedado a las 14.00 fuera de la universidad para que le recogiera George con su coche. A continuación, juntos se fueron a comer a un McDonald’s, donde estuvieron muy a gusto y le dio la sorpresa de que George había alquilado un piso en el centro para probar de vivir él y ella juntos y también que si quería trabajar en la misma empresa en la que él trabajaba.

Al principio, ella no lo vio posible ni una cosa ni la otra porque aún no se conocían demasiado, pero por otra parte le gustaba la idea, ya que no le gustaba mucho el hecho de tener que compartir habitación en la residencia de la universidad y porque necesitaba el dinero para pagarse los estudios, así que después de darle tantas vueltas al tema decidió ceder para probar.

Al terminar de comer, los dos se fueron a la ciudad de Nueva York y le enseñó el piso que le gustó. De hecho, justo ese mismo día Mimi se quedó ya en el piso mientras que George se fue en busca de las cosas de ella a su habitación para ya quedarse a dormir ese mismo día en el piso. A la vuelta, lo arregló todo y cenaron juntos.

Al día siguiente, como Mimi no tenía su coche, George le llevó a trabajar y, después al salir, ella ya lo tenía en el trabajo y ya pudo ir con su propio coche a todas partes. Al tener su propia casa allí, ya tuvieron más intimidad y Mimi ya pudo conocer mejor a su novio y, de hecho, dejó de hablarse con su madre y con sus amigas porque a su madre no le gustaba que fuese con ese chico pervertido que iba de flor en flor porque según su madre tarde o temprano le dejaría, pero ella se encontraba tan feliz con George que ni siquiera pensaba en ello y pasaba de lo que le decían los familiares y amigos.

En cambio, el grupo de amigos de George desde que Mimi llegó a la universidad vio que a pesar de que él le hacía putadas a la chica, ella se enamoraba más de él y últimamente veían que ya no salía con los amigos y pasaba más tiempo con su novia, así que los amigos ya no lo esperaban y, en caso de que fuesen a alguna fiesta, algunos puteaban a Mimi, así que George se ponía en medio para que no le hiciesen daño a ella.

La relación parecía que iba viento en popa. De hecho, George le llevó a casa de sus padres para presentarles oficialmente, donde tuvieron una cena un poco movida, ya que resultó ser que el director de la universidad era su padre y eso no le gustaba a él y su padre siempre le daba caña en las comidas diciéndole que tenía que estudiar más y que no se metiese en problemas o podría terminar en la cárcel. Para no hacerle daño a su padre, George se fue arriba a su habitación, donde se encerró, y no dejaba entrar a nadie. Mimi no sabía esa faceta de él y le siguió escaleras arriba para saber qué le pasaba, llamó a la puerta y George le abrió. Al verla allí, le dijo que pasara. Al entrar, vio que la tenía desordenada, obvio de él, ya que siempre es así, pero algo que le extrañó más fue que se hiciese daño a los puños porque se ve que cuando está furioso y fuera de sí se carga el mobiliario, la pared... Al principio, se extrañó la pobre, pero luego decidió calmarlo como sea.

Cuando se calmó, Mimi le dijo:

—De acuerdo, vamos a hacer una cosa, vamos a bajar y le pedirás perdón a tu padre porque no se merece que le trates así y sobre todo cargarte el mobiliario.

George le contestó:

—No estoy de acuerdo. Siempre me dice lo mismo y ya estoy harto.

Ella le respondió:

—Pues hazlo por mí.

Él le contestó:

—De acuerdo, lo haré por ti.

A continuación, decidieron bajar y decirle perdón al padre de él por todo lo que había liado y por todo lo que se había cargado de mobiliario, sobre todo de lo caro que era; Mimi se sentía tan mal por lo que George había hecho en la casa de sus padres que les dijo:

—Lo siento mucho por lo que os ha hecho, no os lo merecéis, y aunque yo no os conozco casi, pues me sabe mal y me disculpo por parte de los dos aunque le he dicho a él que se tiene que disculpar con vosotros.

George le dijo a su padre, Jay:

—Perdón por lo que he liado, ya sea en el mobiliario, pared... y que vosotros como padres míos me tengáis que aguantar.

A continuación, su padre se dirigió a su hijo diciéndole:

—No pasa nada, hijo, estate tranquilo, ya sabemos cómo eres.

La madre de George llamada, Mayda, estaba en la cocina preparando con Mimi cuando los hombres estaban disculpándose.

Desde un principio, Mimi y Mayda se llevaron muy bien, tanto que Mayda le enseñó a cocinar pasteles, ya que a ella también le gustaba la repostería y en la cocina la madre de él y Mimi tuvieron la siguiente conversación:

—Estoy encantada de que tenga novia, ya que mi hijo es un chico desordenado al que no le gusta mucho los estudios y por eso no se concentra, ya que le gusta muchísimo más ir de fiesta que estudiar y  no es de tener novia fija, siempre es de los que se tira a cualquiera que encuentre, y creo que, de todas, tú eres de las que nos ha presentado como la real novia —dijo Mayda.

—Ah, ¿sí? La verdad es que su hijo al principio me puteaba mucho pero actualmente me gusta mucho y desde hace poco estamos viviendo juntos en un piso de alquiler que él alquiló sin yo saber nada —dijo Mimi.

—¿En serio? Eso sí que no lo sabía. Pues le habrás hecho cambiar de pensamiento hacia bien y le habrás gustado muchísimo a mi hijo para que se aventure en ir a vivir junto con alguna chica en el mismo piso después de que él viviera en la casa de la fraternidad porque no se lleva muy bien con su padre. Sigue así y harás otra versión más correcta de mi hijo. Muchas gracias por haberte conocido y por aparecer en la vida de mi hijo.

—De nada, aunque no hago nada, ha sido él quien se dio cuenta de que lo de ir de flor en flor no era correcto y que yo le gustaba, así que él decidió hacer ese paso hacía mí que ni yo me esperaba.

Llegó la tarde-noche, se marcharon de la casa de los padres de George y se fueron al piso.

De vuelta a casa, Mimi le explicó que se lo había pasado bien con su familia. Hicieron la cena, cenaron y se fueron a la cama porque al día siguiente tenían que madrugar para ir a trabajar por la mañana y por la tarde a estudiar en la universidad la asignatura en la cual el profesor les dijo a los alumnos que escribieran en sus cuadernos las ideas y pensamientos que tenían.

Pero la verdad es que no todo es bonito, cada día al llegar a casa y después de todo el día sin parar tenía que limpiar la casa, lavar la ropa, cocinar... y todo lo tenía que hacer ella, ya que él no le ayudaba en nada.

Un día, Mimi, ya cansada de tener que hacer las tareas de casa sin ayuda de George, decidió, por la noche mientras estaban cenando, tener una conversación sobre ayudarse mutuamente a hacer las labores de la casa donde aprovecharon para hacerse un esquema de que les tocaba hacer cada día, pero no siempre era así.

George, como era tan desorganizado, ponía patas arriba la casa y cuando Mimi llegaba, como ella era tan organizada, pues siempre le tocaba organizarla de nuevo, aparte de que por si acaso también tenía que vigilar que George no bebiese mucho y se pusiese en alguna pelea que no tocaba, pero eso poco a poco lo iban arreglando, ya que, para él, la manera de beber era una manera de desahogarse.

Pero George veía que Mimi cada vez más estaba más cansada porque él no estaba poniendo de su parte, así que decidió un fin de semana llevarla a un lugar tranquilo, a un sitio el cual pensó que le gustaría. Cogieron una autocaravana alquilada y se fueron a un camping con vistas al mar y en la montaña a pasarlo bien y disfrutar de un fin de semana juntos como nueva experiencia y sin distracciones.

Los novios decidieron hacer algunas de las actividades que había en el camping, como el spinning, pero también decidieron hacer algunas actividades fuera de él como por ejemplo ir a escalar. Mimi nunca lo había hecho y no lo quería hacer, pero gracias a su novio, que le enseñó y le ayudó a subir un poco, lo vio distinto y le empezó a gustar. Otra de las actividades que decidieron hacer fue que se fueron a patinar sobre hielo. En este caso, era George quien no sabia patinar, pero Mimi le enseñó cómo lo tenía que hacer y también le gustó. Aparte, también tuvieron tiempo de ir a la playa, pasear, entre otras actividades. 

Sinceramente, para los dos fue una muy buena experiencia, ya que les fue superbién cambiar de aires, ya que pudieron intimidar más. 

Mimi no era de las personas que miraba siempre el correo electrónico y estando tranquila y relajada en la autocaravana decidió abrirlo y se encontró con mogollón de correos de gente que había encontrado su historia y que le escribieron los siguientes comentarios:

«Me ha encantado tu historia, tendrías que publicarla y hacerle un libro». «Hola, soy una persona de una editorial y la verdad es que vi tu historia en la calle por casualidad en un banco y la leí. De hecho, lo enseñé en la editorial dondetrabajo y como editorial nos gustaría que tu historia estuviera publicada como libro, por si te interesa, ya nos escribirás».

Cuando Mimi leyó este comentario, flipó, ya que no se lo esperaba, así que decidió escribirles para saber más información al respecto, ya que sí que le gustaría publicar la historia como libro.

Después de preguntar la información a la editorial y de saber la respuesta, no sabía qué hacer, así que cuando George llegó a la autocaravana, Mimi le explicó lo de la historia. Él no sabía que durante todo esto tiempo y gracias a las ideas y pensamientos que el profesor les hacía escribir en el cuaderno pues había aprovechado para escribirla y de la cual había hecho copias y las había dejado en varias partes de la calle para que la gente la leyera y le diese su opinión.

—Entonces, al abrir el correo electrónico, me he encontrado con un correo de una editorial diciéndome que les había gustado mi historia y que si me interesaba publicarla como libro.

Al decirle eso, George le dijo:

—¿Qué? ¿Por qué me lo ocultaste?

Mimi le contestó:

—Lo oculté porque la verdad es que en un principio lo hice para mí, pero una vez cuando el profesor nos dijo que apuntásemos las ideas y pensamientos se me vino a la cabeza que podría estar bien hacerla y dejarla por las calles para que la gente pudiera darme su opinión al respecto, pero no me esperaba que me escribieran de una editorial para publicarla y que a la gente le gustase tanto la historia. Cariño, ¿qué opinas?

George le contestó:

—Ostras, la verdad es que no me gusta que me ocultes las cosas ni me mientes, yo quiero la verdad por delante, y respecto a lo de la historia, pues pienso que por una parte fue buena idea, pero por otra parte no me acaba de gustar la idea y si quieres mi opinión yo no lo haría porque tendrías que pagar seguro.

Mimi le respondió:

—¿Sabes? Es que a mí me encantaría publicarla y respecto al dinero en un principio no tienes que pagar nada a no ser que no llegues a un límite de que la gente te compre el libro y si no habría alguna manera en caso de que no pudieras pagarlo.

George le dijo:

—No creo que sea buena idea, pero yo sé que tú harás lo que te dé la gana.

Mimi le contestó:

Pues la verdad es que yo quiero y seguiré adelante con la decisión, te guste o no.

George le respondió:

—De acuerdo, como quieras, pero luego no te quejes.

Mimi le dijo:

—Genial.

Finalmente, Mimi decidió seguir adelante con la publicación del libro, ya que le hacía muchísima ilusión.

Después de ya haber decidido seguir y de haberle contestado al correo de la editorial, y ya puestos a hablar de libros, George le comunicó que él también estaba escribiendo un libro y que también lo publicaría.

A continuación, los novios decidieron pasar la tarde tranquilos yendo a pasear por al lado del mar y después como ya era el último día de estar en el camping se fueron a casa.

Al llegar a casa, como no podían devolver la caravana hasta el día siguiente, pues tomaron una decisión muy difícil y era si terminar viviendo en una caravana o no, ya que les gustó muchísimo la idea de vivir allí, más que viviendo en el piso.

Al día siguiente, se fueron al concesionario de autocaravanas supuestamente a devolver la autocaravana. Cuando le preguntaron a la dependienta si realmente podían quedarse para siempre con la autocaravana porque les gustó muchísimo vivir en ella, la chica les respondió:

—Veréis, en un principio tal y como habíais dicho, solo era de alquiler, pero esperad, que lo preguntaré a mi jefe.

La dependienta le dijo al jefe:

—Mira, jefe, tengo unos clientes que el otro día alquilaron una autocaravana para ir de fin de semana y les ha gustado tanto la experiencia que ahora mismo se la querían quedar para siempre y me preguntaba si aquí lo hacíamos.

El jefe le contestó:

—Sí que se la pueden quedar, aquí es un concesionario de autocaravanas donde alquilamos y las vendemos.

La dependienta le contestó:

—De acuerdo, jefe, gracias por aclarar mis dudas. 

A continuación, la dependienta vuelve hacia los clientes y les dice:

—Lo he consultado con mi jefe y me ha dicho que sí, que os la podéis quedar, que aquí es un sitio de alquiler y compra-venta de autocaravanas, así que esta en concreto cuesta equis dinero. Os cuento cómo funciona el tema: vosotros me pagáis la autocaravana, arreglamos todos los papeles y ya os podéis quedar con ella.

Los novios le respondieron:

—De acuerdo.

Después de pagar, arreglar todos los papeles y todo eso, se fueron con la autocaravana.

A partir de aquí, decidieron vender el piso de Nueva York. Al principio les costó venderlo, pero tarde o temprano terminaron haciéndolo para así poder vivir en la autocaravana.

Desde que vivían en la autocaravana, como eran menos metros, pues pudieron empatizar, intimar y estar más juntos que de costumbre, ya que cuando vivían en el piso no podían estar tanto juntos, ya que George a veces llegaba más tarde.

La verdad es que desde que vivían en ella vieron que se les reducían un poco los gastos y para ellos les iba muy bien porque actualmente todo les había subido de precio muchísimo.

Por lo que hace referencia a los coches, decidieron también vendérselos y comprarse una moto para así poder guardarla en la autocaravana cuando iban de viaje, a trabajar o a la universidad, ya que a todos sitios iban juntos.

Gracias a que ellos vivían en una autocaravana, cuando tenían fiesta del trabajo y de la universidad, es decir, cuando podían, y como iban a las mismas clases, pues se fueron de viaje para conocer mundo, distintas culturas y así aprender idiomas.

En resumidas cuentas, el cuento termina de la mejor manera posible. Mimi y George se enamoran, terminan viviendo juntos en una autocaravana felices a pesar de sus diferencias y también terminan trabajando y estudiando juntos; todo un sueño cumplido para ellos. 

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